miércoles, 9 de abril de 2008

Esa cosa llamada humor

No sé qué ha pasado últimamente pero todos estamos muy cabreados. Quizá el video de Jimmy Kimmel nos pilló con la sensibilidad al límite, de pronto se nos abrieron los ojos y descubrimos que fuera se hacen cosas que en este país ni siquiera se piensan. Y el colmo llega cuando Sé lo que hicisteis coge ese video y se lo muestra al mundo. Yo ahí exploto y es cuando pienso que la cosa no va bien.

Adoro la comedia. Va más allá de cualquier explicación lógica. Pero si me pongo a rebuscar imagino que todo empezaría en aquellas sesiones dobles de los sábados por la tarde en las que siempre caía una de Jerry Lewis y una de Nini Marshall. No se preocupen si no la conocen, recuerden que nací en Argentina. La cosa es que lo primero que hice al llegar a España fue buscar cómicos. Me encontré con Martes y trece y el Dúo sacapuntas. Antes de eso, recuerdo haberme descojonado durante mi infancia con mi abuela viendo a Gila. Fue sorprendente llegar a España y comprobar que aquí era la excepción. La comedia por aquella época me entraba a base de trabajo y claro, llegó un momento en que mis gustos cambiaron y empezó a costar menos. Debo reconocer que me he reído mucho con Chiquito de la calzada, que lo disfruté de verdad. Una vez en uno de mis viajes de vuelta a Argentina llevé una cinta grabada con chistes de Chiquito y me sorprendió ver la cara de la gente, esas bocas abiertas que no entendían absolutamente nada. En ese momento me di cuenta de que lo único que me hacía reír en España no podía ser comedia porque la comedia ES UNIVERSAL.

No quiero hablar aquí de las diferencias de idiosincrasia, del sentido del humor mejor, peor, o del buen o mal gusto. No. Quiero hablar de retraso. En España hace 30 años había un retraso y todo el mundo parecía encontrarle explicación. Ahora por supuesto el retraso sigue, y lo peor de todo es que nadie parece con ganas de frenarlo. En España lo que se frena es la creatividad.

Hace algunos años descubrí el stand up madrileño. Me enamoré de Ángel Martín en un pub irlandés. Don Mauro, Agustín Jimenez... son lo máximo que hay en este país haciendo humor. El otro día fui a ver un monólogo de Agustín Jimenez en la sala Alcázar y me dolía la boca de tanto reirme. Los standups siguen funcionando a pesar de que hayan querido matarlos con el Club de la comedia. Porque, seamos serios, hay diferencia. La ven ¿no? No hace falta que lo explique.

En Estados Unidos, el cómico que nace en los escenarios cuando logra por fin llegar a la televisión es Dios. Su número está tan limado, tan perfeccionado que lo que vemos en pantalla es el trabajo de décadas. Aquí llegan a la tele y los ponen a hablar de Carmen Hornillos. Es triste ¿eh?

Gracias a Dios, de pronto llega La hora chanante y la cosa cambia. Que haya venido a través de una cadena de cable supongo que es lógico. La cosa es que han superado obstáculos y son la gran esperanza blanca. Es la primera vez en años que en España se hace comedia de verdad. Comedia innovadora y arriesgada. Pero fíjense una cosa, TVE apuesta por este programa pero lo destierra a la madrugada de la 2. Recuerdo anécdotas que cuenta mi padre, cuando habla de los programas que marcaron la televisión argentina, uno de ellos era Polémica en el Bar, un programa de humor donde cinco grandes cómicos, todos ellos nacido de los stand ups de la época que eran café concerts o teatros de revistas, una vez a la semana paraban el país. La gente dejaba todo lo que estaba haciendo, como cuando había fútbol. Y lo que veía era comedia.

Hace menos de un mes murió un gran periodista argentino que hacía comedia, se llamaba Jorge Guinzburg. Ese día todo el país lloró su muerte, literalmente. Cuando murió me pregunté qué cómico en España provocaría actualmente tal desasosiego. Se me ocurren cientos de nombres americanos que harían llorar al mundo, pero español ninguno. Y hablo de llorar, de luto, de sentirlo como parte de tu vida.

Hablo de Argentina porque es un país que conozco y porque es cuna de Caiga quien caiga. Y de un tipo que se llama Alfredo Casero que hace cosas como estas.




Y de gente que revoluciona la cámara oculta sin ocultar nada.


Ojo, que esto no es patriotismo. Lo que quiero que entiendan es que USA y Argentina son dos mundos dispares. La calidad que los diferencia es brutal, las ideas, el presupuesto, están a años luz, pero la garra es la misma. ¿Me siguen?

En España falta garra. Seguimos con las imitaciones. Seguimos con los zapping. Seguimos con los plagios. Seguimos... y hay que gritar un poco de ya está bien. Y hay que saber parar. Y cambiar. Pero sobre todo hay que luchar por que dentro de poco alguno de esos cómicos que están detrás, se sienten en un despacho y hagan justicia. Y programen Muchachada Nui un Martes en Prime Time y lo aguanten, con dos cojones y busquen fórmulas que salgan mal, que sean terribles, ridículas, patéticas, hasta que llegue la buena. Y entonces empezaremos a crecer.