jueves, 3 de abril de 2008

La vuelta

En alguna de sus películas Woody Allen dijo que las dos palabras más bonitas que a uno le pueden decir no son Te quiero, sino Es benigno. Y eso es exactamente lo que me dijo mi cirujano este sábado. Ver la imagen del tipo con el pulgar en alto intentando que yo entendiera que mi bulto era benigno, fue incluso más estimulante que comprobar que me había despertado de la antestesia.

Pues sí, me han sacado de mi cuello una pelota de golf de 6 cm y era tan benigna que hasta me hubiera gustado que me la disecaran para dejarla en mi mesilla de noche.

Que te operen no es agradable pero si eres neurótica es aún peor. No soportas que tu madre tenga el móvil encendido mientras tú intentas dormir, odias que te traigan bombones que no sean carísimos y la simpatía de las enfermeras hace que quieras asesinarlas. Antes de la operación pensé "me da igual todo, no me importa el dolor, solo quiero despertarme de la antestesia". Cuando ya has superado el obstáculo del despertar subes un escalón y solo deseas no vomitar. Ahora que más o menos voy superando el dolor, mi preocupación es volver a caber en mis vaqueros.

Solo estuve en el Hospital una noche. El domingo no podía leer. Ayer no podía escribir. Hoy ya puedo. Lo que no puedo es hablar sobre lo que quería hablar en este post. Quiero hablar sobre el humor, quiero hablar de los cómicos de este país, quiero hablar de la comedia, de los humoristas, de todo ese ingenio que nace en Hollywood y que aquí llega desenfocado, desangelado y corrupto. Quiero hablar del sentido del humor pero más de la falta de sentido del humor y no tengo fuerzas. Necesito muchas. Espero conseguirlo en cuanto desaparezcan los resquicios de Nolotil.

Pero más o menos lo que quería decir se puede ver en esta entrada.