miércoles, 7 de mayo de 2008

No tengo parole

Que esté de viaje no significa que esté fuera de España, así que tengo la suerte de ver todas las tardes el casting más fantástico de todos los que hemos visto hasta ahora. Supermodelo 2008 ha dado un giro en sí mismo y ahora es el escándalo.

El problema de este programa fue que se crecieron durante la primera edición, así que en la segunda decidieron multiplicar virtudes. Ni el italiano era tan gritón ni Cristina la estilista tan borde. Pero ellos nos hacían creer que sí y la cosa dejaba de tener gracia. Cuando en los castings de la edición anterior Cristina le proponía a una concursante que se quitara sus espantosas extensiones intentaba provocarnos. Y no hablemos de Daniel Kum que me da pereza hasta recordarlo.

Ahora mismo esto no pasa porque hay un tipo llamado Josie (léase Yousí) que es auténtico. Y con él el mundo de la moda se abre de verdad ante nosotros. Esa gente cree que está haciendo arte con un rollo de film. Y la verdad es que saben de lo que hablan. Yo ya me he apuntado su lema de la semana "Debemos erradicar los chales de las bodas".

Josie es tan de verdad que parece de mentira. Es como Mugatu pero en entrañable. Adoro sus camisas tan cerradas y sus cardigans. Quiero sus gafas y muero por ir a un crucero para ponerme esos pañuelos al cuello. Me da igual odiar los barcos y marearme porque estaré divina.


La que lo acompaña es Fiona, la directora de Elite, que es el glamour hecho mujer. Después de verla a todas nos entran ganas de salir a la calle y comprarnos su ropa. La odiamos por ser tan mona, tan delgada y estar todo el tiempo estupenda. Pero ojo, también nos encanta que sea tan tonta.

La presentadora es Eloísa González, una canaria preciosísima que se come la cámara y presenta muy bien. Rouzic sigue en su estilo, suelta verdades como puños y por eso lo adoramos y luego está la directora, una francesa escalofriante que no tiene tanta mala leche como los demás por lo que nos creemos todo lo que dice y eso nos lleva al siguiente punto: los concursantes son unos modelos desastrosos.

Yo tenía mis dudas sobre el tema mixto, prefería que hubiera solo chicas para que se sacaran los ojos. Pero esta vez son todos demasiado paletos y eso está realmente bien. Las chicas siguen sacándose los ojos pero el programa es tan divertido porque estos chicos hacen que una simple pose parezca un examen de Cálculo infinitesimal.

Si ya nos encantaban los concursantes, sobre todo Roberto que es lo más (nadie podrá superar su momento Balenciaga), cuando llegó María Amparo tocamos el cielo. Debemos unirnos para hacer de esta chica una mujer. El concepto de patito feo cobra sentido con ella y yo no pienso dormir tranquila hasta que la vea convertida en princesa (¿No es idéntica a Athina Onassis?).

Me encantan sus excursiones. Adoro cuando Fiona les dice que les va a hablar de Mallorca y entonces empieza a hablar de los famosos que veranean en ella. Me encanta la frivolidad cuando se vuelve sublime. Y que todo esto se represente en el sitio más hortera del planeta, ese crucero lleno de cisnes de hielo y moquetas en las paredes, hace que esta experiencia sea uno de los acontecimientos televisivos de la década.

Y lo mejor de todo es que esto es solo el principio, luego llegarán las galas.

Mi favorita es Belén. Los chicos por ahora me dan igual, me producen tanta risa que aún no les he podido encontrar ningún atractivo.