martes, 8 de septiembre de 2009

Cuatro y sus tardes locas

No vamos a engañarnos. Los exitosos Pells versión argentina tampoco era para tirar cohetes. No era ni para tirar confeti. Era una serie diaria y como tal, dejaba mucho que desear. Pero la cosa es que parece una obra maestra comparada con su versión española.

No vamos a entrar en por qué la producción de un país mucho más pobre que España está mucho más estudiada, cuidada y mimada. No. No caigamos en eso. Entremos en lo que realmente importa: los actores.

La historia supongo que saben de qué va. Los Pells son una pareja super famosa que presenta un telediario. Así que no solo son famosos por su tremendo sex appeal, sino porque son matrimonio y forman la pareja perfecta de cara a una sociedad que los adora. La cara oculta no tiene nada que ver porque se odian. Ella vive con un chico más joven y él es gay.

Todo esto en Argentina tiene mucho sentido porque está lleno de telediarios con parejas. Y en absoluto se parecen a los de aquí que son más comedidos y serios. Allí parecen más bien un circo. Pero ya digo que esto no es importante.

Otra cosa bastante diferente entre los dos países es que en España el tema gay está más que superado. Y allí sigue siendo muy tabú.

Pero todo eso se puede pulir con guionistas sensatos. Lo que no se puede pulir es la elección de unos actores completamente equivocada. Porque, recuperando el hilo del párrafo 3, los Pells no solo son dos personajes televisivos, son dos monstruos de la tele con mucho sex appeal y además tienen doble cara. Así que son actores haciendo de actores. Y para contar todo esto alguien muy listo apostó por la hermanita de Salvador Piug Antich y por otro chico muy alto y muy delgado (me gustaría ponerles el link, pero todavía no está catalogado en Wikipedia).

El tema del casting en España debe cambiar. Y debe hacerlo por el bien de todos, actores, productores, público, gente cuerda. Por todos. En serio.



A mí Beatriz Segura me parece divina, es monísima, muy buena actriz, pero no es este personaje. Le faltan años ¿que los tiene? me parece perfecto. No los aparenta. Y en este caso, más que edad, el personaje necesitaba aparentar experiencia.

Después de esto, Cuatro nos brinda la posibilidad de vivir la reforma de una casa en primera fila. El programa, presentado por Nuria Roca, se llama Reforma sorpresa y consiste básicamente en que alguien muy querido te manda a dar una vuelta y cuando vuelves, tu casa ha cambiado. En el original se supone que a mejor. Imagino que el programa de Cuatro está basado en el americano While you were out, en el que se cambiaba una habitación especial, no la casa entera, porque solo tenían un día y normalmente era el dormitorio principal o la sala de juegos... habitaciones en las que el decorador podía demostrar sus excentricidades con muy poco dinero. La gracia de este tipo de programas es el proceso. No interesa mucho ver cómo discuten los obreros sino comprobar que el tiempo se les viene encima y no pueden terminar los objetivos marcados... como por ejemplo coser fundas para cojines o crear una lámpara reciclando viejos materiales.

El problema en España es que las casas son pequeñitas y si entra el cámara al cuarto, los obreros tienen que salir. Así que Reforma sorpresa consiste en ver a gente en un pasillo discutiendo sin ton ni son. En el programa de hoy se dijo 30 veces la palabra rodapié. No hubo nada, solo gente peleando porque no se puede pintar sin el papel, pero es que no se puede poner el papel sin la pintura. Vamos, lo mismo que oigo yo todos los días cuando paso por la obra de al lado de mi casa.

Los programas de diseño de interiores en España no funcionan. No con el gotelé. En USA sí que las paredes son de quita y pon, que cuatro tíos fornidos en 3 horas te tiran media casa abajo. España es el país de la siesta. No hagan estas cosas más, por favor.

Lo siento muchísmo, no puedo hablar de las series de las que iba a hablar... a ver si mañana antes de mi viaje. Sigo planchando.