Los elementos arquitectónicos, el interiorismo y los colores
Cualquier elemento o superficie del interior de un espacio es susceptible de afectar a la cantidad y calidad de la iluminación en de ese espacio. La altura y color de los techos, el color de las paredes y suelos, las divisiones interiores etc. son elementos muy importantes a tener en cuenta dentro del espacio interior para asegurar un aprovechamiento óptimo de la luz. En cualquier caso, el tratamiento de los colores sobre superficies y elementos interiores es especialmente crítico para generar un correcto ambiente luminoso mediante una adecuada distribución de las luminancias que percibe el observador desde cualquier punto. Es decir, a la hora de diseñar la iluminación de un espacio, lo importante es que el usuario perciba un nivel equilibrado de contrastes entre las diferentes superficies y objetos que están en su campo de visión. El confort visual y el estudio de luminancias y el control del deslumbramiento es una disciplina compleja que no desarrollaremos en este documento, pero apuntamos algunas recomendaciones que hace el IDAE (Instituto para la Diversificación y el Ahorro Energéticos) a modo de referencia.
Si lo que deseamos es optimizar la eficiencia energética utilizando los elementos arquitectónicos como ayuda, es conveniente que nos situemos en la franja alta de estas recomendaciones, utilizando los colores más claros posibles para cada una de las superficies. Con esto conseguiremos que los elementos arquitectónicos reflejen la máxima luz, evitando tener que sobredimensionar la instalación eléctrica o evitando la necesidad de disponer de ventanas y lucernarios demasiado grandes.
A estos efectos se recomienda especialmente los techos lisos y muy blancos y paredes y mobiliario de colores claros.