martes, 20 de mayo de 2008

House

La primera vez que hablé de House en este blog lo hice refiriéndome a ella como una serie para pasar el rato. En aquella época todavía teníamos tiempo para ver, una vez por semana, algo simple y doblado. Dije también que cada capítulo era un clon del siguiente y que su gracia estaba en utilizar la estructura de una serie policial. Una serie como House, o como CSI logran el éxito porque te enganchan con un teaser magnífico, con el carisma de su protagonista, pero sobre todo por ser capítulos autoconclusivos que cualquier espectador vago podría pillar, aunque la semana anterior se hubiera olvidado de verlo.

Sin embargo, todas las series deben evolucionar así que en medio de la primera temporada rompieron la monotonía con la trama de Edward Vogler, ese jefe negro que obligaría a House a deshacerse de uno de sus tres ayudantes. Los últimos capítulos de la temporada fueron estupendos y completamente diferentes a lo que estábamos acostumbrados, luego llegó la ex mujer de House para terminar de rompernos los esquemas (aunque yo la odiaba) y los secundarios empezaron a hacer algo más que servir al jefe. Cameron se enamoró, Chase empezó a ser un cabrón encantador y Foreman nos desquiciaba con su negatividad constante.

Poco a poco, como tenía que ser, la cosa cambió. Mientras nos contaban los entresijos de una enfermedad extraña, lo realmente importante era lo otro: Descubrir a House. Y claro, todo eso funcionaba muy bien porque por fin, después de un montón de capítulos iguales, algo diferente se asomaba y todo estaba equilibrado. La información llegaba con cuentagotas, y siempre nos quedábamos con ganas de saber más. Cualquier trama del capítulo en realidad era una excusa para ir más allá y hablarnos de la personalidad real del doctor, y sobre todo, del misterio de su pierna y la génesis del monstruo.

El problema de esto es el no saber parar. Llega un momento en que claro, House nos da igual y queremos volver a las historias de los pacientes. Porque House por desgracia no tiene ni un solo misterio más para nosotros. Han querido aprovechar tanto el tirón de un buen personaje que lo han agotado.

Pero volvamos con la historia de la serie. Recuerdo capítulos estupendos, pero ninguno tan magnífico como "No reason" al final de la segunda (el capítulo en que le disparan). Pero lo mejor apareció con David Morse en la tercera temporada. Y a partir de aquí, un listo pensó ¿Y ahora qué? Y yo pienso, los giros están bien pero cuando uno da un giro tiene que hacerlo con todas sus consecuencias. (Si no has visto hasta el capítulo 4x12 Don`t ever change no sigas leyendo)



Desde la primera temporada nos amenazaban con quitarnos a uno de los 3 ayudantes de House. Y todos temblábamos porque no podíamos imaginar cómo sería la serie sin ellos. A pesar de conocer el talento de estos guionistas dudábamos ¿puede sobrevivir House sin sus ayudantes?

La respuesta fue sí. Y además la decisión fue fantástica. House tendría su propio "The apprentice" para elegir a sus nuevos ayudantes. Estos primeros capítulos de la 4º temporada fueron fantásticos porque eran un curso acelerado de definición de personajes. House tenía a más de 20 aspirantes al puesto y nosotros conocíamos a cada uno de ellos. Podíamos definir a cada uno con un solo adjetivo y algunos no necesitaban más de dos frases para que los conociéramos (eso es escribir guiones). Yo estaba pletórica con los nuevos capítulos pero de pronto hubo un problema. Un problema llamado nostalgia, que en realidad no era más que falta de cojones, aunque quizás la mejor definición de lo que sucedió sea FAROL. Los ayudantes de House no se habían ido a ninguna parte. Ellos no pretendían largarlos pero claro, habían sido tan buenos guionistas que nosotros ya nos habíamos olvidado de su existencia.



Así que teníamos a los nuevos y a los viejos y juntos eran como el agua y el aceite. La doctora Cameron corriendo de un lado para otro en urgencias, Chase haciendo NADA, Foreman humillado con ese traje ridículo, siempre en medio y siempre con cara de culo. Un horror.

Pero la gracia es que los chicos nuevos ni siquiera son atractivos. 13 es sosísima. Los otros dos insufribles. Zorra implacable me encantaba y gracias a Dios ha vuelto pero su trama con Wilson es insoportable (solo ha servido para que sospechemos que House podría estar enamorado de Wilson, cosa demasiado trillada, que aunque atractiva, es otro FAROL).

Había personajes mucho mejores entre el grupo de aspirantes como por ejemplo Big Love que era mi favorito.

O sobran los nuevos o sobran los veteranos. Juntos son un suplicio.



Pero todo eso no es importante porque actualmente se están repitiendo tramas. Ya tuvimos capítulos en que House se planteaba el concepto de Dios, en que dudaba entre la ciencia y la magia. Ya nos habían hablado varias veces acerca de los cambios, de si es posible que una persona pueda cambiar, de qué habría que elegir entre un tumor que te haga mejor persona o la falta de tumor que te vuelva anodino. Ya nos habían hablado de eso mil veces. La diferencia de calidad del episodio 12 al 13 de esta temporada es brutal. Así que esto seguramente se deba al parón de la huelga. Pero las malas decisiones se han tomado mucho antes.

House me aburre. Necesito que alguien tome una decisión, que Cameron se tire a House, que 13 se mude a Alaska, que Foreman se quite esa corbata y que Chase haga algo de una vez, algo que no sea pasear por el pasillo con esa bata ridícula.