lunes, 22 de febrero de 2010

TRAPITOS SUCIOS

TRAPITOS SUCIOS




Una vez que salimos del Manco de Lepanto y de Unamuno y ese extraordinario número de grandes escritores de la lengua española. atravesamos los nombres del último siglo y por medio del mismo nos encontramos con que las posibilidades de escribir y publicar vienen gradualemente haciéndose más fácil y más accesibles a muchos cuyas economias, niveles educación y acceso a la imprenta nunca habian alcanzado. Los que ayer fueron lo que pudiéramos llamar "brillantes", y aquellos que tuvieron al Papa o al Rey como sus benfactores, aunque solo fueran lamebotas con talento, -de los que siempre abundan en todas las sociedades y épocas,- encontraron las vias necesarias para publicar sus trabajos. Indudablemente que eso mismo permitió el alto grado y buena calidad de nuestra literatura hispana, pero también, aún sin que nadie lo pensara, una sociedad cerrada con acceso limitado a un cierto número de "literatos". Y surgieron las definiciones de lo que podia considerarse "literatura."

Y como los que podian comprar libros generalmente eran aquellos señores de la alta sociedad, pués nadie podia dormir en un simple cuarto, tenia que dormir en la alcoba; nadie podia limpiarse la nariz con la manga de la camisa a menos que se llamara "Luis" y fuera rey. ¡Oh, y sálvete dios de comerte un muslo de pollo frito agarrando el hueco entre los dedos!



Y, por favor, no sean conchinos: No se chupen los dedos, ni se monden los dientes en público. Ser plebeyo es pecado. Lo más que puede aspirar una jóven plebeya es a ser una extraordinaria belleza y que algún mozo rico o principe se acostara con ella y después la tirara por una cloaca. Pero el mundo gira.



El que nace con su propio genio creador, crea, inventa, fabrica, construye, aúnque no tenga más que sus manos un poco de barro sacado del patio del vecino. Salieron escritores como José Henández, Ricardo Güiraldés, Manuel González Zeledón, entre muchos, que escribieron las cosas tal como son, al natural, sin otro adorno que su extrema crudeza, como es la vida.

"¡Eso no es literatura!"

Gritaron los más "leidos y escribidos".



¿Cómo vamos a llamar literatura a "Martin Fierro", o a "Don Segundo Sombra", o a la negra que cocinaba cacao y dejaba a los chicos de barrio raspar la cazuela y comerse esas ricas raspitas ticas, que bien pudieran ser cubans o de cualquier otro rincón de nuestro continenente pobre...? Muchos han tenido que esperar mucho después de muerto para qle dediquen un "te quiero", de amante abandonado.



Sin embargo a Ernest Hemmingway le dieron un Premio Nobel "De Literatura", nada menos.



Ahora, ¿dónde encajo yo a Esteban Casañas Lostal?



Por que, aqui lo tengo en azul, negro, blanco y rojo con un montón de presilla en la tendedera del patio del barrio viejo...

Y no, por cierto el "Barrio Viejo" del tango de Gardel. La suerte que le pintó a la cubierta del libro un limpido océano verde donde lavar sus TRAPITOS SUCIOS.



Ahora, díganme, queridos lectores; ¿es, este libro de Estéban clasificable como Literatura, Historia, tragicomedia o un simpático conjunto, o como el, Estéban, es un poco afrancesado, un "potpourri" habanero? Definalo usted como le plazca, pero haciéndo una paráfrasis del ayer, de aquello que decia; "No te mueras sin ir a España", me atrevo a sugerir, No te mueras sin leér este curioso librito, (Solo 313 páginas)...



Y lo más curioso es que el titulo es perfecto: TRAPITOS SUCIOS.

¡Caballeros, que lengua!



No voy ni a tomar café a la esquina con Estéban. ¡Qué hombre más chismoso, chicas!



¿Y saben qué? Cuando Estéban estuvo en Miami recientemente, si placer gocé al conocer personalmente a un escritor y colega marinero, que he venido admirando por años a la distancia, tiene la delicadeza de regalarme un ejemplar (Fijense que ni trató de vendérmelo, ¡Que buen hombre, mi mamá decia que el inglés que dá manteca es un buen inglés!) Empecé a hojearlo. Cuando llegué a la página 18, ya me encontré con el Reparto Párraga, la Ruta 4 de Omnibus, el Capeón cubano de boxeo, Luis Manuel Rodriguez, memorias de su niñez y de parte de mis actividades aunque yo no estoy en el libro. Memoria extraordinaria, hechos que tantos y tantos hemos protagonisado y Estéban los graba con toda realidad. No se le escapa una cucharacha loca debajo del tren ni una hembra en la barra o en el muelle. ¡Qué tipo!



Yo acostumbro leér un libro de una o dos sentadas; este no. Me lo esy bebiendo como me gusta el licor, sorbito a sorbito...asi, claro, gasto menos en la cantina y me dura más la deliciosa lectura de este librito, TRAPITOS SUCIOS, que para los puristas, no es literatura, para "connoseurs", no es historia, pero para mi, que tengo un doctorado en Filosofia y Letras Castellanas, y que como tradurctor tengo en mi haber más de tres mil libros en varios idiomas, es el alma de muchos hombres y mujeres que hemos atravesado los mares, de los millones que sobre la faz del planeta vivimos en el barrio, en el solar, en la favela y en la carbonera.

Y un poquito de Dios también para completar.



Mis recomendaciones "Voluntarias", que nadie me las ha pedido ni las espera. Si usted es un purista, y debo confesar que hace muchos años atrás, yo lo era, si lo es, no se moleste con este "mamotreto". Ahora, si usted es un ser humano con una dosis de amor y realismo en su corazón, hágase un favor, salga corriendo, tomelo en sus manos, acomódese en uin sillón, el puente, el arena de la playa o en los brazos de sus amnte y lea:



TRAPITOS SUCIOS, el libro de Estéban casañas Lostal.

Luego me dice.





DonGilberto