NUESTROS DOS MUNDOS
Venimos progresando por los caminos de la historia de la humanidad hacia un mundo electrónico en el que el hombre no necesita saber otra cosa que apretar botones y esperar que las lucecitas se prendan y las soluciones aparezcan ante sus ojos para felicidad juvenil. Idos son los días en que eran necesarios los brazos de los hombres para manejar el pico, la pala, el hacha y el papel y lápiz; los días en que el cura nos decía que no podíamos hacer esto o aquello porque para hacerlo teníamos que rezar 17 rosarios…. Y días en que con una peseta comprábamos la comida de siete hermanos, y en las comidas solo entraban productos de la naturaleza cultivados por seres vivos. Hemos progresado…. Y con ello el hombre físico; el hombre animal, el hombre cuya satisfacción está solo en el disfrute de la carne, el hombre que se sustenta de las químicas, los ruidos, los colores, y lo tangible está como una esponja llena de vinagre… hinchado, pero agrio. Lejos de la naturaleza, ajenos de si propio.
Religión, agnosticismo, dudas, ateísmo, vulgaridad del profeta que ya no se encubre, descubrimientos científicos que nos muestran lo falso del hombre santificado, evidencias de vidas, actos, mundos y hechos que desmienten a profetas, predicadores y demonios por igual, elevación de la parte nuestra que es carne y hueso sobre la espiritual que mientras que es el motor que nos impele al avance es al mismo tiempo la llave de las puertas de las realidades que se alejan más cada día del ser etéreo en nuestras vidas….. Zombíes sin alma somos en medio del lago de nuestra pobre existencia. La religión explotó con su pretendida supremacía celestial mientras solo mantenía a la humanidad a su servicio por medio del engaño, y la maldad. Pero en la parte positiva mantuvo al hombre en sus mejores momentos de honor, conducta ética, higiene mental y virtudes mil, y desarrollo espiritual… Pero… todo tiene su día. El hombre hoy en su gran mayoría se libera del pasado en su casi totalidad y se desnuda la parte cruda de su alma al sol del modernismo norteamericanista. ¿Por qué usar miles de hombres con picos y palas cuando una maquina solita hace la misma labor y de mejor calidad? ¿Para qué consumir productos del campo cultivados por un pobre diablo que no usa químicas para dar más vitaminas a una lechuga y evitar los insectos cuando una máquina puede solita cultivar tres millones de hectáreas y de alta calidad de lechugas ya empacadas en celofán y en el supermercado refrigerado y pesado en gramos con explicación de sus calorías? Claro que hemos progresado.
Nos quitamos de encima ese pasado obscuro de engaños religiosos, de supersticiones alimentadas, de trabajo bruto, todo es cómodo, moderno, productor de grandes fortunas, de automóviles de a millón de dólares que duran menos que un carretón del campo, de un mundo de placeres de a todos los precios, de drogas que hacen a los modelos de la sociedad moderna héroes de la muerte violenta y a los niños aprendices de matones vagos….Hemos progresado…
Tenemos grupos que no han visto un árbol, ni un ballena, ni un niño acostarse con dolor en la pancita por el hambre y las picadas de insectos haciendo fortunas a nombre de defenderlos de no sabemos qué… Tenemos Cruz de un color y de otro que se nutren de los céntimos que el patrón les quita de su misérrimo salario al pobre trabajador y les pagan cientos de miles de dólares a sus ejecutivos ladrones para que se vayan a robar a otras partes después que les regalaron salarios inverosímiles…
Y tenemos barcos, aviones, trenes, autos, computadores, teléfonos, y mas…. Mientras el hombre de campo muere de hambre y enfermedades, el picapedrero ya no tiene pico, ni le hace falta, las grandes fortunas corporativas lo tienen todo…. Poco le queda la hombre en medio de tantas riquezas, de tantos progresos y adelantos, poco digo, ¨nada¨ es más exacta la expresión. Progreso científico, fracaso económico para los pueblos, el hombre tiene más hambre hoy que en algún otro momento en la historia de la humanidad; y para empeorar las cosas esos que se lo dejan todo en las manos a su dios van en deriva. Dios, llámele usted el nombre que quiera y en el templo que guste, no es uno para venir a resolver el problema diario del pan nuestro de cada día, porque ningún pan es nuestro si no se lo compramos al supermercado de la esquina… Pero la pérdida es mayor aún…. Buenas o malas las religiones siempre fueron el sostén de la vida espiritual de los pueblos, y un pueblo cuyos habitantes carecen de un dios, donde solo ingerir es razón, es un pueblo de hienas… o peor.
Así vamos por este maravilloso camino de la humanidad, hombres sin espíritu, cuerpos sin cerebros, la tecnología es reina. Hambruna multitudinaria, junto a capitales que nos tomaría tres generaciones para contarlos peso a peso si no tuviéramos máquinas electrónicas para contarlas.
Y la sorpresa mayor, hay tres poderes en este planeta que hacen todo de esta manera, porque en sus manos ensangrentadas se asientan las existencias de todos y cada uno de nosotros. Petróleo, drogas y dictadores. Escoja usted su favorito por más poderoso. Pero solo el petróleo es el que nos controla la totalidad de la existencia. ¿Cuánto petróleo queda en este planeta? ¿Y después que se acabe el petróleo, dónde vamos?
¿Pero que tiene que ver la cantidad de petróleo que le queda a este planeta con la vida espiritual del hombre? Mucho.
Sin petróleo se paraliza todo el poder electrónico, y con este todos los adelantos modernos, y entonces sin recursos ni hombres que sepan sumar y restar, ni manejar una pala, sin montes ni peces, ni refrigeración, los nihilistas, los profetas del mal, las religiones esperanzadoras sin base ni conocimientos pero armados de mucha ¨labia¨ regresarán a conquistar al hombre para que se sienta culpable y reconstruya los templos derrumbados por la falta de materiales y dinero y la vuelta recomience, pero en la que de nuevo, sin espíritu no serán hombres ni mujeres, serán tal vez, sombras del ayer…..
Sin un mañana, porque ya no sabremos vivir sin la internet y el aire acondicionado, y para inspirarnos nuevamente ya no tendremos espíritus; y nuestros cuerpos de carne no serán mucho mejores que los del tiburón en el mar…