lunes, 8 de octubre de 2012

Goodfellows. Just a minute

El Maestro Jomi Beat al habla. Crónica sumamente emotiva y sincera del single de sus adorados Goodfellows, "Just a Minute". Gran pluma y mejor gusto musical. Disfrutad de sus palabras, él sabe muy bien lo que se dice...
.
Estas líneas debieran haber figurado con anterioridad impresas en alguna otra ubicación merced a una amabilísima invitación (que guardo marcada a fuego vivo en el corazón) de los Goodfellows, que sólo mi descortesía impidió atender sin dilación.

Las palabras pululaban por mi cabeza en las horas posteriores a la petición de los mallorquines, pero las circunstancias hicieron que me fuera imposible plasmarlas en medio escrito alguno.

El mensaje, no obstante, ya existía, y aunque es ahora cuando aflora habitaba hace semanas en mi cabecita dando vueltas y vueltas junto al resto de unos pensamientos que si bien impedían su condensación y que precipitasen como gotas de lluvia no hacían posible una congelación que los hiciese caer en el olvido.

Ahí van.

“Pensaba que no era posible. Un año después, mi convencimiento de no volver a encontrar canción que me impactase tanto como el “Susanne” Goodfelliano hacía que, al predisponerme a escuchar el “Just a minute” (nuevo single de los palmesanos) pensase que la comparación de ésta nueva canción con aquella maravilla de nombre femenino no podría sino dejarla en mal lugar. Craso error. Sorpresón. Juicio previo tan innecesario como injusto, desafortunado y errado. Insisto y reitero, sorpresón. Nuevamente, bordada en sones aúreos, maravillosa canción.

Comienzo que bebe a partes iguales del “That thing you do” (en mi versión favorita de los Wonders), del mítico Mr. Postman Beatleniano y del “Jealousy” de los Poppees (magnífica la selección de influencias, si es que realmente lo son y no solo a mí me lo parecen), para abrirnos la boca y prepararnos para el resto de la escucha de la canción. Golpes de batería, palmas y riffs iniciales deliciosos, marcando el que será a lo largo y ancho de la canción su ritmo (tan pegadizo como exultantemente jovial). Las guitarras , en un mano a mano con las voces como pareciendo mantener una conversación nocturna de silla de verano a las puertas de las casas en las calles de cualquier caluroso pueblo manchego –permítaseme la referencia a mi tierra-) desde esos instantes iniciales ya empiezan a mascullar un prodigioso encantamiento, que sólo la perfección con la que los Goodfellows encajan sus voces en los coros que las acompañan convierten en hechizante la fabulosa melodía con la que te envuelve la canción. Punteos deliciosos. Y qué jodido gancho tiene la cancioncita, es que te agarra por el pescuezo, te eleva y no te deja posar los pies en el suelo hasta que la has escuchado una y otra vez (hasta veinte seguidas y a muy fuerte volumen la primera vez que la puse en el coche, donde mi estado levitatorio además de una fuerte reprimenda del guardia civil de tráfico que me dió el alto casi provoca la pérdida de algún punto del carnet.. ). Pegajoso estribillo. Gominola para niños. Chocolate caliente para los amantes de los churros mañaneros. Azúcar que endulza el café… Consecuencia esperada es no dejar de canturrearlo en días. Con o sin la canción de fondo, es imposible no hacerlo. Allí donde pierdo un segundo la concentración, la consciencia se recupera cerciorándome de que lo que musitaba era el “Just a minute” . Powerpop de pura cepa. Porque esto es para mí powerpop. La canción te va dejando sublimemente tumbado sobre una nube, a muchos metros de altitud. Pero lo mejor es que está por llegar.

Y es esa parada.

No, esa parada y el arranque posterior.

Jodidos Goodfellows.

Jodido Forns. Qué grande eres inventando canciones.

Jodido Biel, que bien las cantas.

Jodidos todos, por la orgía de armonías vocales con la que nos deleitáis hasta que finalizáis la canción. Brutal conjunción amalgamada de “uhhhs” “pa,pa, pa uhs” (absolutamente beginnerianos, en plan Bowie) y “ah,ah, ahs” fundidos en un fraternal abrazo con adorables punteos de guitarra … y otra vez el marcado ritmo inicial que vuelve, pero ahora rodeado hasta que la obra de arte se termina de un insistente reiterar del “Just a minute” coreado gloriosamente por los mallorquines, y nuevamente con un paseo triunfal de segundas y terceras voces jugando y repiqueteando sin cesar. Creo que es el minuto y treinta y siete segundos más vibrante, emocionante y conmovedor que canción alguna me ha hecho sentir en mucho tiempo. En sí constituye una canción dentro de la propia canción. Vida propia la suya parida son a son. Gracias por dar a luz este par de mellizos, Goodfellows. Traéis vida que nos hace vivir.

No quiero extenderme mucho más, pero sería muy injusto no referirme a la cara B del single, “Hold you back again”. Otro pildorazo powerpopero, otro pequeño hit que se marcan los Goodfellows. Guitarreos energéticos a lo largo y ancho de la canción y un estribillo altamente adictivo constituyen motivos más que suficientes para que la canción sea pinchada en cualquier evento al que los amantes del género nos preciemos en asistir.

No dejo de pensarlo.

Qué suerte tener a los Goodfellows.

Y que no decaiga su prolífica capacidad para parir joyas musicales. “



Jomi Beat